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Noches de bohemia y de ilusión, bajo el flexo que más calienta el futuro, con los codos bien clavados en la madera, asomando la cabeza por la ventana desde la que se ven a las nubes correr cuesta abajo, en medio de la oscuridad clareada por la luna y las luces de la ciudad. Duerme, pero no toda, sólo la inmensa mayoría, mientras unos cuantos seres vagan por las calles en busca de su sombra enmascarada por la realidad, mutada por obra y gracia de esa energía oculta, radiaciones humanas en forma de calor de medianoche, alimentando a los corazones solitarios que necesitan estimulación por inyección.

Fin del descanso, vuelta a eso que hace no mucho tiempo fue un arbol y ahora es un papel lleno de tinta de colores.

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web