Espinas escondidas detrás de las esquinas suaves, clavándose profundamente, por debajo de la piel sensible, cicatrizando poco a poco, con punzadas de vez en cuando. Transportando algo dulce en lugar de veneno. Ese día todo se veía diferente. Las calles parecían otras, reflejadas en las pupilas que tenía enfrente, viajando en dirección contraria.
Una vez en el destino y sin saber bien que hacer debido al frío, el tiempo se detuvo por un instante, el tic-tac se volvió eterno, invadiendo todos los huecos. Intersticios repletos de vida que vuelve a su ritmo natural, verde, frenético y tranquilo a la vez. Dualidades presentes en la noche de los tiempos, dibujando con el dulce veneno una nueva esperanza, de colores vivos …

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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