El reflejo me hace ver doble sin beber, sólo con ver, sin mirar, sintiendo el espejo en mi piel desnuda, fría y frío, una y otro, descubriendo las grietas del ciberespacio matutino por el que nos colamos a veces, a oscuras, tanteando con las yemas de los dedos de los pies, salpicando en los charcos de la última tormenta de Agosto, a la orilla del río de la vida, que sigue su curso en su camino serpenteante, zigzagueante entre las montañas, con sus cumbres temblorosas en lo más alto, desde donde gritar los nombres más insospechados …
Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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