Un antiguo cuento chino dice así:

Una gran montaña cubre con su sombra una pequeña aldea. Por falta de rayos solares los niños crecen raquíticos. Un buen día los aldeanos ven al más anciano de ellos dirigirse hacia los límites del pueblo, llevando una cuchara de loza en las manos.
-¿A dónde vas? -le preguntan. Responde:
-Voy a la montaña.
-¿Para qué?
-Para desplazarla.
-¿Con qué?
-Con esta cuchara.
-¡Estás loco! ¡Nunca podrás!
-No estoy loco: sé que nunca podré, pero alguien tiene que comenzar.

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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