Un rayo de luna, o-o-oohh!!
Espejo del alma iluminada,
descubre las tinieblas, muéstrame las entrañas del vacío.
Redonda es la canción que escribí en el fondo del mar, allí se quedó, resonando en las perlas huecas que te has tragado.
Manto de sudor extendido en el más allá del sonido.
Oclusión intermitente rellena de miel y canela.
Restos de un naufragio salen a la superficie en noches como éstas, donde la linterna del corazón no alcanza a encontrar las llaves del cofre del tesoro maldito.
Distinción en el pasadizo recubierto de oro, bañado en plata fina, espejos y más reflejos, cóncavos o convexos como los besos que no damos.
Reparto injusto de premios y medallas que nunca llegan, trasladando a los mitos de aquí para allá, metiendo goles fantasma a cada momento.
No es momento de que salga el coche de seguridad, rodando cuesta abajo y sin frenos que detengan la caída a los avernos más terribles, lejos de los límites de la imaginación humana, limitada por tantos pensamientos aburdos como el desamor.
Receta de pastel de nueces, aderezado con una pizca de salsa verde, cocinado a fuego lento, un poco de sal y listo para comer.
Menú degustación satisfaciendo los paladares más exigentes, desperdiciando todo aquello que nos fue dado por la gracia innata, sin nata, desnatada desde el momento del presente consciente.
Sublimando por los poros del medio circundante sangre azul, mezclada con un líquido viscoso de un color puro y virginal.
Destapando el tarro de las esencias para que fluyan a nuestro alrededor cual anguila en su hábitat natural, deslizando conciencias allá por donde arrasa los pastos acuáticos, praderas húmedas por las que ya no sale el Sol, tierras indómitas donde la Lune Blue reina sin discusión.
Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web