Cantando bajo la lluvia de agosto que nos riega y nos hace reverdecer. Hace un año que Galicia ardía por los cuatro costados como si se tratase de una hoguera de San Juan gigante, así que ahora todo está a salvo mientras siga lloviendo, bendición celestial para estar a la intemperie y dejarse empapar, calar hasta los huesos por el líquido elemento que cae de las nubes peregrinas que vienen a Santiago en busca de su Compostela. Mientras tanto me vuelvo a la terraza, a tomar las estrellas que aunque son fugaces son intensas, brillan y brillan de noche y de día, acariciando tu cuello susurrando al oído la canción del verano pasado, recitada a modo de poema, suave como la brisa, caliente como el fuego que ya no arde gracias a la lluvia de agosto …

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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