Seguimos con animalitos, ahora le toca el turno a dos con los que me identifico bastante. Un poco de gato y un poco de ranita con los ojos bien abiertos, animales que aparentemente no tienen mucho en común, pero que se funden en mí, para prestarme algunas de sus cualidades evidentes y alguna que otra oculta.
Gato que se mueve sigiloso hacia su presa, honrando el espacio con movimientos armónicos, elegante hasta cuando se estira, hasta cuando se lame el pelo con esa lengua áspera como una lija que no rasca.
Rana que salta, en medio de la charca, esperando insectos a los que atrapar mientras toma el sol en un nenufar desde el que hay una vista espectacular. Ancas que acabarán en mi plato, tiernas y sabrosas patitas de esa rana que soy yo, mientras el gato Micifuz me mira mientras crece, blanco y negro, con collar y jersey escocés que no le gusta llevar, porque sus coleguitas se ríen de él. Además a él no le gustan los collares, le gusta moverse a su aire por los muros de piedra, esas piedras mágicas de la Compostela que duerme a ritmo de Berenguela, mientras para él está empezando la fiesta …

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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