Cuando menos te lo esperas aparece un claro, ahí delante de las narices; entonces es como si hubieses desayunado un donuts, el mundo se confabula para bien, todo encaja, el paraguas natural de rayos de sol ampara de las tempestades oceánicas que soplan sin cesar. Mientras ahí fuera llueve y yo sin charcos en los que chapotear, para salpicarte del rocío de la mañana en esa cara recien lavada por la niebla invisible de blanco roto por el vapor de las jaulas chinas en las que nos metemos a veces y de las que se puede salir por la puerta. No hace falta complicarse en las cosas que serán o serían, ya que así son, al son-son-son, el rico salsón, removiendo al compás del tic-tac-tic …

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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