Ojalá que caigan rayos, muchos rayos, para liberar la tensión que se nota en el ambiente, tensión que corta el aire, como los rayos, pero invisibles, salpicando el agua que llevamos dentro. Energía acumulada en forma de bolas de cristal, que ruedan por las calles llenas de coches que sueltan humo, ríos que van a dar a los lagos de tu mente ausente, consistente la mirada del aliento, sentenciando a vida a todo aquel que se cruza en tu camino. Duelo a la luz de las velas blancas, incienso para entrar en materia espiritual, que es la que viene antes de la corporal, sangre, sudor y sonrisas frescas, como la brisa fresca, como el aire que se viene. Ahora es la hora del rayo, es la hora del fin de mi descanso, es hora de retomar el trabajo …

Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


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