Papas en Compostela …

Papas en Compostela …

Foto (EFE)
El pasado sábado día 6 de noviembre del presente 2010, el Papa Benedicto XVI (Joseph Alois Ratzinger)  visitó Santiago de Compostela, emulando a Juan Pablo II  (Karol Józef Wojtyła)el cual reivindicó en 1982, también Año Santo Compostelano, el papel de Compostela como núcleo vertebrador de Europa, con el Camino de Santiago como eje, con la ciudad del Apostol como meta y crisol de culturas, peregrinando como forma de enriquecerse tanto a nivel personal como cultural. En 1989 Juan Pablo II volvería a pisar tierra gallega, para ante más de 400.000 jóvenes en el monte do Gozo lanzar sus proclamas y por extensión las de la Iglesia Católica.
Veintiún años más tarde, otro Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, vuelve a Santiago en Año Santo, un Papa menos carismático, sin embargo, con un tirón innegable entre una parte significativa de la población en numerosos países.
Un jefe de Estado, un estado minúsculo, pero con una importancia enorme en el orden mundial, con una influencia geopolítica que pocas personas tienen. Los tiempos cambian y los fieles mayoritarios surgen en continentes emergentes. Europa sufre una crisis profunda en muchos ámbitos y el moral es uno de ellos. Un continente acostumbrado a marcar el tempo en el Mundo durante muchos siglos, prácticamente hasta mediados del siglo XX. En los últimos 60 años, paulatinamente ha ido perdiendo peso internacional, a pesar de su preponderancia durante el último milenio y más concretamente en los últimos 500 años. Ante este nuevo orden establecido, Europa necesita reflexionar, tal vez no en el sentido que mencionan los Papas, que intentan llevar a su terreno la debilidad predominante en la actualidad, pero sí que estoy de acuerdo con ellos en que debe reinventarse para no quedarse atrás definitivamente en este siglo que avanza vertiginosamente, con locomotoras como China, India o Brasil, que parece que no tienen pensado dejar de pisar el acelerador, con Estados Unidos y Rusia como gigantes con pies de barro que aún tienen mucho que decir.
El Camino de Santiago sirvió para forjar esa fortaleza europea hace ahora mil años, y ahora puede servir para soldar de algún modo las conciencias colectivas y remar todos juntos en una misma dirección, para aprovechar todo el conocimiento acumulado, apuntándolo hacia una dirección de progreso, concordia, solidaridad con los pueblos más desfavorecidos y oprimidos, además de respeto hacia nuestra Madre Tierra.
Fotos (El País)
Xaime Cortizo Fotografía, Diseño y Comunicación Web


Abrir chat
1
¿Necesitas ayuda?
Escanea el código
¡Hola!
¿En qué podemos ayudarte?